Somos jóvenes de distintas regiones de este hermoso país. Nos une la pasión por la vida, las ganas de encontrarnos para compartir los sueños, lo que nos apasiona, lo que nos duele y lo que nos llena de esperanza y alegría. Somos muchos rostros que desde diferentes sensibilidades espirituales y modos de asumir la vida le apostamos juntos a la paz y la reconciliación en Colombia. Queremos  jugarnos la vida por la transformación efectiva de nuestro interior y de tantas injusticias que como jóvenes nos incomodan y desinstalan.

Nos une la vida de un hombre que, movido en lo profundo por Jesucristo, quiso entregar su vida al servicio de los demás. Se trata de San Ignacio de Loyola, quien con su legado tallado en la espiritualidad ignaciana, nos lanza a ver la vida con ojos nuevos; ojos cargados de esperanza, de fe y de deseos de compartir la vida en comunidad.

En fin, somos jóvenes que intentamos en el día a día de la vida trascender el egoísmo con la fuerza renovadora de la solidaridad. No queremos quedarnos en la comodidad del sofá de nuestras casas sino que, por el contrario, buscamos ir libres de equipaje, con la valentía de un corazón joven, para abrirnos a la aventura de la vida, el encuentro y la misión.